Tal día como hoy en 1995, a los 104 años de edad, muere Edward Bernays, el padre de las relaciones públicas. Su obra cumbre «Propaganda» (1928), sienta las bases de la manipulación a gran escala de la opinión pública.

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Estas técnicas consolidan las democracias modernas y proveen mecanismos para que los poderosos impongan su volutad sobre la masa social. Bernays era sobrino del ilustre Sigmund Freud y aprendió a usar los significados del inconsciente colectivo para asociarlos a los deseos de la gente. Es el padre de la manipulación social. Y el pionero que sentó la bases para la publicidad de deseos inconscientes.

De su libro Propaganda (1928) podemos citar:

«La manipulación consciente e inteligente de los hábitos  y opiniones organizados de las masas es un elemento de  importancia en la sociedad democrática. Quienes  manipulan este mecanismo oculto de la sociedad  constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país.

Quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen  nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas son en gran  medida personas de las que nunca hemos oído hablar.»

Este es el manual de la industria de las relaciones públicas.
Bernays es una especie de gurú. Su gran golpe, el que le  catapultó a la fama en la década de 1920, fue conseguir  que las mujeres empezaran a fumar. En esa época las  mujeres no fumaban y él lanzó campañas masivas para Chesterfield.

Conocemos las técnicas: modelos y estrellas  de cine con cigarrillos en la boca y demás. Consiguió un  enorme éxito y se convirtió en una figura destacada y su  libro en el auténtico manual.

Para saber más…

Edward Bernays, el padre de la propaganda moderna

La mano invisible que mueve los mercados