Tal día como hoy en 2004… Quedan 5 días para la celebración de las elecciones al Parlamento Europeo. El alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso no puede esperar más e inaugura en plena campaña electoral unos nuevos viales, los de Sidenor, diseñados para mejorar la circulación en la ciudad. No hay más que echar un vistazo a la carretera inaugurada para darse cuenta de que las obras no están terminadas del todo.
La empresa, que venía enfrentándose al Ayuntamiento por los costes de los viales, no desaprovecha la torpeza del alcalde y anuncia que si la obra ha sido inaugurada, eso significa que está culminada. Es decir, todo lo que se haga a partir de ese momento lo tendrá que pagar el Ayuntamiento como si fuera una nueva obra.
Y así es, como a nuestros gestores no les importa tirar el dinero que sea con tal de salir bien en la foto electoral y conseguir un puñado de votos.
En un municipio de Cantabria se produjo una situación parecida, que muestra el hacer político. Un alcalde, pensando en las elecciones (ya cercanas), ordenó plantar árboles en toda una avenida para que la gente viese que el consistorio hacía cosas por la comunidad (como si no hubiera tenido tiempo durante los 4 años). Resulta que el tipo de árbol elegido, era uno que llegaba a tener un gran tamaño y para que el resultado final de la avenida sea bonito, se deben de situar los ejemplares al menos 10 o 15 metros de distancia para que luzcan bien cuando sean grandes.
El alcalde del municipio, supervisando el mismo su futura frondosa avenida, percibe que los, aún pequeños, árboles a penas se ven a la distancia que están plantados y ordena que se les junte a 2 o 3 metros unos de otros, aún a sabiendas, de que el resultado final será horroroso. Pero qué más da, esos árboles no se han plantado por el bien de la comunidad, sino para el beneficio del propio alcalde.
Para saber más…
El Ayuntamiento deberá pagar 2,4 millones a la constructora de los viales de Sidenor