Tal día como hoy en 1995, se presenta en Universidad Politécnica de Madrid una Tesis Doctoral que tiene una honda relación con el mundo de la conspiración. Su autor: Aurelio Hernández pone en tela de juicio la fluorización del agua potable para consumo humano.
En muchos países del mundo se echa flúor al agua que bebe la población. Países como España (sobre todo en el País Vasco), México, Argentina, Chile, Brasil, Perú y por supuesto EEUU y Reino Unido entre otros, fluoran sus aguas. Supuestamente como medicamento preventivo para las caries dentales y sin embargo hay publicidad cero a este respecto. No se habla de ello oficialmente. Aunque hay estudios científicos que se contradicen, el flúor (fluoruro) está considerado muy tóxico a altas concentraciones.
Esta práctica comenzó en EEUU en 1945 y posteriormente fue ampliándose a otros países. Al margen de un análisis más extenso y pormenorizado sobre los efectos del flúor en el ser humano, la fluorización del agua potable arroja más dudas que respuestas.
Es poco ético, es medicación forzada y sin consentimiento expreso de los pacientes. Es ecológicamente dudoso ya que, por ejemplo, se estima que la fluoración de las aguas de Madrid supondría el aporte de 600 toneladas/año a los ríos Henares y Jarama. Esto puede acarrear consecuencias muy graves para los ecosistemas hídricos y afectar a los peces, si bien no letalmente.
Diversos estudios nos indican que los fluoruros tienen un efecto mutagénico potencial, inhiben el crecimiento de las algas, afectan a la embriogénesis de los huevos de los peces e impiden que los huevos de las truchas eclosionen normalmente. Todos estos datos están extraídos de una tesis doctoral de la Universidad Politécnica de Madrid sobre la fluorización del sistema de abastecimiento de agua. Las conclusiones son lapidarias:
“No existe una evidencia científica acumulada por parte del Estado de que la fluoración de las aguas suponga un beneficio generalizado para la totalidad de la población sin riesgos o efectos secundarios.”
“Si la Administración obliga a la fluoración de las aguas de consumo público, está obligando al consumo de agua fluorada a la totalidad de la población, vulnerando claramente la libertad individual como capacidad de decidir qué alimentos, aditivos o medicamentos se desea consumir. Se trata pues de una vulneración clara del artículo 10 de nuestra Constitución que protege el derecho al libre desarrollo de la personalidad”.
“Analizados los argumentos políticos usados en defensa de la fluoración con relación a un eventual ahorro económico consecuencia de una disminución de los dentistas necesarios, se puede concluir que se trata de informaciones sin ningún respaldo científico y negadas por los datos reales”.
“La fluoración no es sino la distribución de un medicamento por medio del agua de abastecimiento y se trata sin duda de una novedad en la medicina sin precedente alguno en España. Rompe con las consideraciones éticas vigentes de la actividad médica así como con todos los principios fundamentales de la profilaxis y la terapia, campo exclusivo hasta ahora de los profesionales de la medicina”.
Vistas las conclusiones de dicha tesis doctoral: ¿Por qué se promueve realmente la fluorización de agua potable en todo el mundo?
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