Tal día como hoy en 1993, en Rio de Janeiro, Plaza de la Candelaria, seis niños y dos jóvenes adultos sin hogar fueron asesinadas por la policía militar. Se desconocen las causas, pero hay varias hipótesis: un grupo de niños de la calle habría tirando piedras a coches de la policía militar, o que habían robado a la madre de un policía. La hipótesis más aceptada es que los oficiales eran parte de un escuadrón de la muerte y que fueron contratados para realizar la «limpieza» del centro histórico de Río de Janeiro.
Pero uno de los niños sobrevivió, se llamaba Wagner Santos, y su testimonio sirvió para condenar a los culpables: Marcus Vinicius Emmanuel, ex policía militar, condenado a 300 años de prisión. Nelson Oliveira dos Santos, 45 años. Marco Aurelio Días Alcántara, 204 años de cárcel por matar a los niños y violar a un adolescente.
Wagner no fue el único superviviente de la matanza de Candelaria. Otro de los ‘meninos da rua’ a quien el fuego militar no alcanzó, protagonizó otro altercado años más tarde que yo recogí en mi conspiefeméride del 12 de Junio. Este niño era Sandro do Nascimento y secuestró un autobus a punta de pistola. Este secuestro conmocionó a la población de Rio y sin embargo constituye una difícil reflexión sobre las responsabilidades de las cuales Sandro a pesar de delincuente es principalmente una víctima.
Si no, que alternativa se tiene cuando eres un niño pobre, invisible para los que te rodean, cuando la policía te ha enseñado que el principal lenguaje es el de la violencia y aún más, cuando te sabes superviviente de la violencia callejera y policial… sabes que es cuestión de tiempo que estés muerto.
Sandro murió el 12 de Junio del año 2000. Pero al igual que se denunció un policía militar en la película Tropa de Élite: «no sé decir por qué maté y en nombre de quién maté pero lo que si puedo aceptar con seguridad señores diputados es que el Policía no aprieta el gatillo solo.«
Curiosamente el Teniente Coronel y protagonista de la película Tropa de Elite se apellida Nascimento, en homenaje a Sandro.
Y lo que yo puedo decir, es que los niños de las favelas cuando matan, tampoco aprietan el gatillo solos.
Para saber más…
«Me llamo Roberto Nascimento. Soy teniente coronel de la Policía Militar del Estado de Río de Janeiro. Dediqué 21 años de mi vida a la Policía de modo que no es fácil decir lo que voy a decir ahora pero la Policía Militar de Rio tiene que acabar.Cuando mi hijo tenía 10 años me preguntó por qué mi trabajo era matar. Mi hijo Rafael, que está ahora en el hospital víctima de un disparo de pistola…. no sé responder a su pregunta. Después de 21 años de Policía, no sé decir por qué maté y en nombre de quién maté pero lo que si puedo aceptar con seguridad señores diputados es que el Policía no aprieta el gatillo solo.[…]Ahora respóndanme una cosa. ¿Quién paga todo esto? Sí, y cuesta mucho. Mucho. El sistema es mucho mayor de lo que pensábamos. No hay duda de los traficantes, policías y milicias matan a la gente en las favelas. No hay duda de que las favelas existen. No hay duda de que en Brasil haya un escándalo tras otro y del gobierno entran y salen políticos corruptos. Para cambiar las cosas tienen que pasar mucho tiempo. El sistema es una mierda. Van a morir muchos más inocentes.«