Tal día como hoy, en 1980, en Gdansk (Polonia), se lograba tras una perseverante huelga capitaneada por Lech Walesa, que el estado comunista reconociera a los trabajadores el derecho a organizar libremente sus sindicatos. Nacía ‘Solidarnosc’ el primer sindicato independiente en un país del bloque soviético.
Lo que no estaba entonces claro, era que dicho sindicato era apoyado por el Vaticano y los servicios secretos occidentales. A Karol Wojtyla (Juan Pablo II) este tema le preocupaba especialmente por ser el también Polaco. Todo este apoyo iría orientado a separar a Polonia de la influencia soviética. 9 años después Polonia dejaría de ser comunista y Lech Walesa sería presidente.
Poco después, se continuó con el desmantelamiento del sistema gubernamental comunista y con la transformación de Polonia en un estado democrático al uso occidental. El sindicato Solidarność se caracterizó por la gran militancia obrera católica y por su tenaz lucha contra el gobierno comunista. La Iglesia católica, encabezada por el papa Juan Pablo II, comprendió a su vez las posibilidades que se abrían para acabar con el gobierno.
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