Tal día como hoy en 2003, la deuda odiosa aparece en el discurso de la Administración de Bush.
La deuda odiosa consiste en alegar el impago de la deuda externa de un país ya que ha sido pactada a mala fe y en contra de los intereses públicos.
La deuda externa (y odiosa) ha sido una herramienta sistemática de la dominación de Estados Unidos en el mundo. Sin embargo en 2003, al tomar control de Irak y estar este fuertemente endeudado frente a franceses y alemanes decide alegar deuda odiosa para no contraer las deudas de la nacion ocupada. El pillo ya sabe de antemano que las cartas del juego están marcadas.
«Si un poder despótico [como el régimen de Sadam Husein] contrae una deuda, no para sus necesidades o las necesidades del Estado, sino para fortalecer su régimen despótico, para reprimir a la población que le combate, esta deuda es odiosa para la población del Estado entero. Esta deuda no es obligatoria para la nación: es una deuda de régimen, deuda personal del poder que la contrajo; en consecuencia, desaparece con la caída de ese poder» (Alexander Sack, Les effets des transformations des Etats sur leurs dettes publiques et autres obligations financières, Recueil Sirey, 1927).
La doctrina de la deuda “odiosa” se aplica perfectamente al caso de Irak. Pero también en el caso de todas las dictaduras militares sudamericanas que siguieron exactamente este mismo patrón y que estuvieron apoyadas por la CIA. Por ejemplo, Ecuador llegó a dedicar el 75% de sus ganancias a pagar deuda.
Para saber más…