Tal día como hoy en 1944, en España, por iniciativa de la Presidencia de Gobierno, o lo que es lo mismo, del general Franco, un decreto establece la creación del Documento Nacional de Identidad para tener más y mejor controlados a los españoles.

DNI Franquista

Los primeros obligados en tenerlo serán los presos y los que permanecen en libertad vigilada. En segundo lugar, los varones que por su profesión o negocio cambien con asiduidad de domicilio. En tercer lugar, los hombres residentes en ciudades de más de 100.000 habitantes. Luego, los varones que habiten en localidades entre 25.000 y 100.000 habitantes, después las mujeres que viajen por motivos de trabajo y así sucesivamente hasta completar en unos años el total de la sociedad.

Franco se reservó el número uno. A la Familia Real se le asignó del 10 al 99. Juan Carlos I y Sofía tienen los números 10 y 11 de DNI. El 13 quedó anulado por pura superstición y por eso al entonces príncipe Felipe le correspondió el 15.

No fue hasta 1951 cuando se emitió el primero de ellos. «No hay duda de que aunque su utilidad actual es acreditar identidad de un ciudadano a efectos jurídicos, en su nacimiento tenía una «vocación de control». En el momento de su creación, el DNI solo «era obligatorio» para aquellos que quedaran en «libertad vigilada después de salir de prisión» y para los hombres que «por su oficio o negocio cambiaran de domicilio».

Otra curiosidad era que existían cuatro categorías y precios con arreglo a las condiciones económicas de los titulares del documento. Según la entonces llamada agencia CIFRA «su coste era de 25 pesetas para los ciudadanos de primera, diez pesetas para los de segunda y cinco para los de tercera». Se facilitaba gratuitamente a los «pobres de solemnidad» y a los «productores que se encontraban en paro forzoso». Estas cuatro categorías se mantuvieron hasta 1980, cuando se estableció una categoría única.

En torno al DNI giran varias leyendas. La primera, sobre los dígitos, se desploma con los datos: nadie lleva en su carné el «número de un muerto». Cada persona ostenta su número y éste «muere» con ella. Y otra leyenda, quizá la más extendida de todas, también falsa: el DNI no refleja, en ningún sitio, la cantidad de personas que se llaman exactamente igual que uno. Un «misterioso» número que aparece en el lado contrario a la fotografía es sólo un dígito de control, nada más, sin «fantasmas».

Desde marzo de 2006 este DNI tiene chip. Y ahora va por la versión 3.0.

Para saber más…
Vida y origen del DNI

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Las huellas que dejó el DNI