Tal día como hoy en 1997, el ministro de Defensa, Eduardo Serra, declaró ante el Congreso que los servicios secretos jamás secuestraron a mendigos para experimentar en ellos con narcóticos. Pero era mentira. El suceso se llamó operación Shuto.

Mendigo

El CESID secuestró en julio de 1988 a un mendigo y dos drogadictos para experimentar con ellos un anestésico que pensaban utilizar en el secuestro del dirigente etarra Juan Antonio Urruticoechea «Josu Ternera». La operación recibió el nombre en clave de «Aneto-Esfera-Shuto».

El plan, que pertenecía a un operativo de mayor rango llamado en clave «Urbión-Bombilla-Mudo», se desarrolló, principalmente, en Madrid, al mismo tiempo que agentes del Centro vigilaban de cerca al miembro de ETA en Bayona (Francia).

En la primera clave, «Aneto» corresponde al departamento del CESID que encarga la operación, en este caso la unidad contraterrorista. «Esfera» se refiere al ámbito de la operación, el de ETA. Y «Shuto», a la misión concreta: probar el anestésico. En la segunda, «Bombilla» tiene relación con la banda terrorista y «Mudo» se refiere al secuestro del etarra.

El operativo también fue conocido a nivel interno con el nombre «Menguele», en alusión al apellido Manglano y al médico nazi que experimentó con judíos como si fuesen cobayas. El documento base de la operación aparece firmado por el coronel «Losada».

A pesar de que «Josu Ternera» fue detenido por la Policía gala en enero de 1989, la operación del CESID continuó «activa» hasta 1990, según se puede constatar en documentos internos de los servicios de información.

La operación fue cancelada al fallecer en Madrid uno de los mendigos que tenía problemas cardiacos y resultar herido otro. La misión «Shuto» resultó un fracaso. Los tres secuestrados en Madrid, a los que los agentes del CESID inyectaron el anestésico, tuvieron diferente suerte. Uno de ellos, mendigo, murió, según han asegurado a EL MUNDO agentes del CESID, sin que este extremo haya podido ser verificado.

Los otros dos, que eran hermanos y drogadictos, fueron secuestrados en el barrio de Malasaña y golpeados al oponer resistencia. Uno sufrió rotura de tabique nasal, por lo que tuvo que ser abandonado en las proximidades de un centro sanitario de Madrid. El otro fue abandonado en una calle del barrio de Tetuán.

El médico que proporcionó el anestésico y después analizó sus efectos es jefe de cardiología en un hospital de Madrid y gran amigo de Manglano. Según fuentes próximas a este doctor, el suceso lo marcó de por vida.

El efecto de la droga, según las necesidades de la dirección del CESID, debía durar al menos una hora y mantener al anestesiado con sus constantes vitales. La intención última de la operación consistía en secuestrar a un dirigente etarra en el sur de Francia, introducirlo en un cajón de madera y después cruzar la frontera en un camión. A su llegada a España, el etarra sería entregado a la Guardia Civil para que lo sometiera a un interrogatorio y, una vez conseguida toda la información, ya decidirían qué hacer con él.

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