Tal día como hoy en 1990, una niña lee entre sollozos en el congreso Americano como los soldados iraquies sacado a decena de bebes de sus incubadoras en el hospital de Al-Addam y los habían dejado morir en el suelo. Aquella noticia, recorrió el mundo y convenció a todos de la necesidad de actuar contra Saddam Husseín.

Pero era mentira. Se debía a la campaña Free Kuwait financiada por una ONG llamada «Ciudadanos por un Kuwait Libre» que pagó 10 millones de dólares a la empresa de publicidad «Hill & Nowton» para que la realizase. Según los organizadores de la campaña lo hicieron porque no entendían porque el pueblo americano «no reaccionaba» ante la guerra. Y la niña no era una kuwaití cualquiera, sino la hija del embajador de Kuwait, Saud Bin Nasir Al-Salah.

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El falso testimonio de Nariyah