Tal día como hoy, en 1987, el gobierno sueco ofrece 50 millones de coronas para quien ofreciera pistas que condujesen a la resolución del asesinato del primer ministro sueco Olof Palme, asesinado por un desconocido mientras paseaba en compañía de su esposa tras salir del cine el 28 de Febrero de 1986. En ese momento, la pareja no llevaba guardaespaldas. El crimen nunca ha sido resuelto. Las hipótesis están abiertas.

Su asesinato aún no se ha resuelto, lo que ha dado lugar a numerosas teorías alternativas en torno a los hechos, con mayor o menor apoyo probatorio. Muchas de ellas se basan en las firmes posturas defendidas por Palme en política internacional, que le habrían creado numerosos enemigos.

Algún autor ha apuntado que «la investigación fue una auténtica chapuza desde el primer momento. No acordonaron la zona, dejaron escapar a los culpables, las filtraciones eran constantes, el sumario se traspapelaba…». La alarma nacional tardó una hora y media en decretarse, lo que pudo facilitar la huida del autor en un país pequeño como Suecia.