Tal día como hoy en 1859, se perfora el primer pozo petrolífero del mundo en la localidad americana de Titusville (Pennsylvania). Con la explotación de este combustible mineral, el llamado «oro negro», se inaugura la tan contaminante e insalubre industria del petróleo. En la edad media al petróleo lo llamaban aqua infernalis (agua del infierno), razón llevaban.

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El 27 de agosto de 1858 alcanzaron los 21 metros de profundidad. En ese punto, el taladro se topó con una grieta y los hombres de Drake prefirieron dejarlo todo por ese día. Todo el mundo esperaba que todavía fuera necesario perforar, como mínimo, 30 metros más. Sin embargo, a la mañana siguiente, antes de comenzar, “Uncle Billy” se sorprendió gratamente al comprobar que el petróleo brotaba de la tubería. En seguida, llamó a Drake y comenzaron a subir el petróleo con una bomba de mano.

La noticia corrió como la pólvora, pero muchos aún se resistían a creerlo. Algunos escépticos sostenían que había sido el propio Drake el que había echado el petróleo en el pozo, el equivalente a “echar sal a la mina”. Otros, sin embargo, sí que creyeron y se apresuraron a comprar y a arrendar tierras en la zona para hacerse con el petróleo que había debajo.

Había comenzado la Fiebre del Petróleo de Pensilvania. Los precios de las tierras se dispararon y los buscadores de fortuna llegaron. Había pozos por todos los lados. Entre todos, produjeron unos 4.500 barriles el primer año. En 1860, ya eran varios cientos de miles y en 1862 la producción alcanzó los 3 millones.

Para saber más…
El pozo con el que comenzó la industria del petróleo norteamericana