Tal día como hoy, en 1961, la RDA levanta el muro de Berlín que fue «levantado para proteger a su población de elementos fascistas que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un Estado Socialista en Alemania del Este».

Walter-Ulbricht

«Nadie tiene intención de construir un muro en Berlín» había dicho Walter Ulbricht, presidente de la RDA, tan sólo un mes antes.

Con esa frase, Ulbricht revelaba su más preciado secreto -la intención de construir un muro – en una rueda de prensa en la ‘Casa de los Ministerios’ en Berlín Oriental ante más de 300 reporteros de una treintena de medios internacionales, que por lo absurdo no dieron a la frase la importancia que merecía.

La historiadora estadounidense experta en Alemania Hope Harrison sostiene en su libro ‘El muro de Ulbricht’ que se trató de un lapsus linguae en el que el político se delató inconscientemente.

Por el contrario, el politólogo berlinés Hannes Adomeit sugiere que Ulbrich fue perfectamente consciente de lo que dijo y que su maquiavélico objetivo pudo ser el de hacer aumentar el número de huidos al país vecino, con el fin de presionar a la URSS para que diera su visto bueno a la construcción de un muro.

Así, durante la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, las autoridades reclutaron por la fuerza y de manera furtiva a más de 52.000 hombres entre ciudadanos normales, albañiles, policías y soldados. Su objetivo: levantar cuanto antes el «muro de resistencia antifascista».

Duró hasta el 9 de noviembre de 1989, y en los más de 28 años de existencia del llamado «Muro de la vergüenza», al menos 136 personas murieron a lo largo de sus 155 kilómetros al tratar de pasar al lado occidental.

Muro Berlín

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